Ahí van las fotos de la excursión al Parque Rural de Anaga, al NE de Tenerife. Es uno de los enclaves más antiguos de la isla, dominado por un bosque frondoso y misterioso, donde los árboles siempre están verdes y llueve la mayor parte del año. Sólo que la lluvia en vez de caer del cielo cae de los árboles, unos verdaderos fieras en captar la humedad de los vientos Alisios y transformarla en pequeñas gotitas. Estos baños de niebla que pudimos observar en la excursión son la causa de que, bajo la tupida bóveda que forma el bosque, tenga una explosión constante de vida: Briófitos, Hepáticas, Antoceros, Helechos, Fanerógamas, Hongos, así como una gran variedad de invertebrados, aves y algunos pocos mamíferos. Buena parte de ellos, endemismos.
Aunque parece extraño, este bosque es tan antiguo que ya existía antes de que los humanos caminaran sobre la faz de la Tierra. Tras las últimas glaciaciones, el Monteverde, que por aquel entonces (en el Terciario) se extendía por toda la cuenca mediterránea, sólo pudo sobrevivir en algunas islas del Atlántico. En Canarias quedaron algunos reductos después de la llegada del hombre, que no sin dificultades, han conseguido sobrevivir hasta nuestros días. Un auténtico bosque fósil.
2 comentarios:
Me conozco las excursiones de Javier, mucha caminata para ver piedras y arboles, y al final no ves ninguna tia buena. Y para colmo terminas hecho polvo por la caminata, porque has estado andando casi 6 horas de subidas y bajadas de montañas de piedra. Y cuando finalizas el dia te dan ganas de denunciar al cabrero que creo esos caminos de piedra.
Aun me acuerdo cuando hice la excursión con mi profesora de filosofía (del cual mi profesor de Medio Natural Canario se escaqueo de ello) a Izaña o Añaza, no me acuerdo muy bien del nombre (ya que he intentado olvidar esa terrible experiencia), nos pasamos horas caminando, con pleno frio, me salieron ampollas en los pies, me caí por un terraplén, me robaron un bollycao, se estaba oscureciendo la zona y encima estaba empapado por el sudor, por lo que seguro que me iba a coger una hipotermia. Por poco, no sobrevivo para contarlo, mi experiencia en la excursión fue tan dura que incluso los de Hollywood estuvieron dispuestos a pagarme un pastón por venderles los derechos de lo vivido, para hacer de ello una peli de terror, llamada “El proyecto de la bruja de Bair 4”
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